Sin salud mental no hay salud: Los cuadros de ansiedad pueden derivar en un trastorno mixto depresivo ansioso

Sin salud mental no hay salud: Los cuadros de ansiedad pueden derivar en un trastorno mixto depresivo ansioso

person access_timeOct 8, 2025 show_chart940 Vistas chatComentarios

El bienestar del ser humano se fundamenta en el balance entre cuerpo, mente y espíritu. Al respecto, la doctora Denise Cotes, psiquiatra del cuerpo médico de Hospiten Paitilla, define la salud mental como la capacidad de la persona para desenvolverse de forma funcional en su vida: tomar decisiones, trabajar, mantener relaciones interpersonales armónicas y cuidar de sí misma y de su cuerpo.

“Existe la idea errónea, culturalmente arraigada, de que acudir a un profesional de salud mental equivale a ‘estar mal’, lo que favorece la estigmatización. Persisten patrones sociales que desincentivan hablar del tema y expresar vulnerabilidad. La crianza también ha cambiado: antes se minimizaban las quejas y muchas emociones se gestionaban en soledad. Hoy buscamos con mayor libertad ayuda profesional y contamos con múltiples herramientas”.

Lo más frecuente son los trastornos del sueño, que muchas personas atribuyen a preocupaciones y estrés. Pueden presentarse como dificultad para conciliar el sueño o despertares a mitad de la noche. “El sueño es el termómetro del psiquiatra y, más que tratar el síntoma, busco que el paciente identifique qué ocurre durante el día que lo mantiene despierto por la noche. Tras una mala noche, el cansancio genera mayor irritabilidad y otros trastornos, y se instala un círculo vicioso. Para aliviarlo, se recomienda una adecuada higiene del sueño, procurando dormir ocho horas continuas (algunas personas refieren que seis horas son suficientes)”.

Estrés, miedo, ansiedad y nerviosismo son emociones, de origen interno o externo, que no se clasifican como positivas o negativas: simplemente se sienten. Han sido esenciales para la supervivencia porque advierten peligros y nos alejan de ellos. Dañan cuando se descontrolan y se vuelven tan intensas que resulta difícil manejarlas. A ello se suma la cultura de la inmediatez y la baja tolerancia a la frustración y al malestar.

“Como psiquiatra, lo primero es definir qué tan funcional es la persona. Si no puede vivir tranquila, tiene pensamientos recurrentes y sufre, necesita tratamiento. Por desgracia, se ha normalizado esta forma de vivir y la condición se deja sin atender. A algunas personas también les cuesta hablar de su vida o aceptar la necesidad de medicación”. Estos cuadros de ansiedad pueden derivar en un trastorno mixto depresivo ansioso. Es frecuente que coexistan, ya que la ansiedad crónica puede generar estados depresivos.

Hay momentos en que podemos sentirnos tristes por situaciones puntuales. Esa tristeza puede convertirse en un episodio depresivo cuando se prolonga en el tiempo y la persona manifiesta desesperanza, falta de energía, descuido del aseo personal y cambios en los hábitos alimenticios. Son modificaciones que el paciente no nota, pero su entorno sí percibe. “La depresión se manifiesta de forma diferente según el sexo, el grupo social y económico, la historia familiar y las circunstancias del entorno”.

La doctora Cotes afirma que “el suicidio representa la crisis más grave de la salud mental. Un 80% se relaciona con el consumo excesivo de alcohol y otras sustancias. El entorno del paciente debe estar atento a señales de riesgo. Por lo general, la persona muestra indicios e incluso se despide, de alguna forma, de sus seres queridos. Puede manifestar negativismo extremo, aislamiento y desesperanza, que es el síntoma más asociado al riesgo suicida”.

Si la persona se niega a buscar ayuda, debemos actuar hasta encontrar la manera. Es una urgencia médica, como cualquier otra condición, pues representa un peligro inminente para la vida. No se debe dejar sola a la persona en ningún momento.

Esta idea de liberación que se atribuye al suicidio ocurre, en muchos casos, porque culturalmente se piensa que, al morir, todo estará mejor; esa creencia contribuye a idealizarlo como salida ante la desesperanza.

Otra manifestación son las conductas autolesivas sin intención suicida, por ejemplo, realizarse cortes en la piel o tomar más pastillas de las indicadas.

En todos estos casos, siempre debemos validar la emoción de la persona. No significa estar de acuerdo con la conducta, sino observar su comportamiento y hacerle ver que su preocupación o situación es real, mientras le ayudamos a encontrar otra salida.

Podemos promover una mejor salud mental si procuramos dormir ocho horas, practicar actividad física, realizar ejercicios de respiración, hacer pausas activas durante la jornada, establecer una red de apoyo e interactuar socialmente.



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